Un plan de continuidad de negocio es uno de los elementos más importantes con los que debe de contar cualquier tipo de empresa. A pesar de que, en todas estas, siempre se tratan de reducir a la mínima expresión los problemas, es una evidencia que tarde o temprano, siempre acaba surgiendo alguno de estos. En este caso, resulta de lo más prudente el tener en cuenta todas las consecuencias que podemos tener que se deriven de los incidentes de seguridad y, por lo tanto, contar con un plan que garantice la rápida recuperación de todos estos desastres para que tenga el mínimo impacto en la actividad.
La pronta recuperación, es la clave
El cometido principal que tenemos con nuestro plan de continuidad de negocio es la velocidad a la hora de recuperarnos. Cuando una empresa se encuentra inactiva, está generando pérdidas, ya no solo porque no produce, si no también porque tiene que asumir los costes fijos derivados de su actividad.
El plan de continuidad de negocio establece unas pautas a seguir en el caso de que se haya producido alguno de estos problemas. Al estar todo esto estudiado y analizado de forma previa, nos evitamos tener que someternos a este estudio cada vez que haya un problema. De esta manera, tanto si ha habido un incendio en el seno de la empresa o como si un fallo informático ha dado al traste con todos los datos, tendremos un protocolo de actuación estipulado para seguir que nos ayudará a resolver gran parte del problema.
Gracias al plan de continuidad podremos llevar a cabo todos los procedimientos y medidas desde el punto de vista técnico, organizativo y jurídico para que no quede ningún cabo suelto y las consecuencias del problema sean las mínimas posibles, debido a que seremos capaces de resolver pronto la incidencia.
En definitiva, el plan de continuidad es la mejor apuesta para contar con una respuesta rápida a la que poder acudir en caso de necesidad, un elemento que no debe de pasar por alto ninguna empresa independientemente de su actividad en el mercado.